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london, United Kingdom
Fine artist (photographer), writer, and dreamer. My Work. Since the early 1990’s, my work has involved the creation of conceptually based, socio-political photographic images that deal with memories of the past: images that have been part of my childhood and my adult experience. My work also addresses Diaspora, displacement, identity, gender and, most importantly, the underlying threads of violence and danger that appear to underpin our society. In portraiture work, my focus is to capture the real movements of the individual. In composing and taking a portrait, I am not only aiming to depict what the person looks like, but also to represent that which is a true reflection of who they are.

martes, 16 de agosto de 2011

La alegria de leer, cuento


La alegria de leer.
Por extrania coincidencia y a sus 26 años, Angelita Bermudez se paraba ante el estante de libros de tiras comicas y demas literatura infantil en esa gran libreria europea, esa que queda en el centro de esa gran ciudad que ahora habita. Le llegan los gratos recuerdos de cuando niña, como todos los dias en su camino a la escuela publica sin uniforme y sin libros acudia en ansia por el gran camino de aprender a leer.
Hoy sonreia ojeando al percatarse tambien extrañamente por una revista de Mafalda importada sin la cubierta original que añoraba pero fue alli en esa pequenia seccion de segunda mano que encontro algo deteriorada una cartilla con secciones del ‘alfabeto de Miguel’ y animales identificables para con su memoria por contenido. De niña escasamente tuvo la suerte buena y mala de ser acreditada por una mentora que le habia regalado cuatro cuadernos de linea firme, y unas panelitas riquisimas, esparcidas con coco rayado, si, sus nuevos utiles venian con cubiertas de colores azul y rojo de plastico, y en su interior lucian blanquisimos, cincuenta hojas que ella misma conto una a una para cersiorarse asi misma de que no estaba en un sueño. Angelita de niña recorria dos millas de distancia para llegar a la escuela, en ausencia de maletin cargaba sus cuadernos con la mano izquierda con firmeza y orgullo, a veces en dias de intenso calor las manos le sudaban tanto que aunque se los cambiara de mano no le importaba por que iba a la escuela y de momento no ha tenido tropiezos.
Un dia cualquiera y cuando se percataba de que se veia linda con las nuevas trensas y cinta roja que su abuela le habia hecho para lucir en la clase, tuvo la mala suerte de llegar en distraccion a un puente que atravezaba un rio caudalozo pues era su ruta, campesinos jugaban a atrapar con un lazo la lenia y residuos de arboles que la fuerte corriente arrazaba consigo, esa era su lado ingenuo, la curiosidad por las cosas que se le atravezaban por su cabeza de apenas seis años, el dejar los unicos cuadernos que tenia sobre ese puente de bardas de uno con cincuenta, le generaba cierto riezgo pues estaba vez sus manos le sudaban mas que de costumbre, como pudo acomodo sus cuadernos en fila inclinandose y poder asi tener una mejor vista, el afan y la curiosidad primaban sobre lo que tenia ante sus ojos, un rio fuerte y poderoso, unos campesinos que se gritaban uno a uno por ‘ahi viene uno, cojalo…’ Angelita habia ya descuidado sus utiles y recorria de lado a lado ese puente de cemento y entre risas y gritos olvidaba por su ruta a la escuela, su curiosidad por las atrapadas gigantezcas o por que los lazos se rompian. Hasta que le llego la fatalidad de ver sus cuadernos deslizarse uno-a-uno, como desmadejandose en caida libre hacia el rio de aguas turbias, flotando, cuadernos de cubiertas azules y rojos desaparecerian de vista esparcidos a lo largo y aunque el desespero le agobio de momento, nada podia hacer. Se sabia que los cuadernos sudorozos no se iban a mantener juntos, se resbalarian uno a uno y caerian, esa era la conclusion, la barda de ese puente de uno con cincuenta de alto era angosta que mas. Ese fue el momento en que Angelita Bermudez despertaba despues de ser transportada de su suenio en memoria, su memoria de libreria de gran ciudad, alli se encontro viendo a manera de reflejo en contacto con un libro, a sus veinty seis anios, medio sonriendo y con la senial de culpa en esa ninez y fatalidad del que que fue victima, una leccion aprendida pues su abuela en su tiempo la reconvino de usar mochila y no detenerse siquiera en el cruce de dicho puente via a la escuela.
©Ed Beron

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